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26 enero, 2011

Sus ojos verdes...

Tenía las manos llenas de sangre, estaba arrodillada al pie de una figura que no se movía. Sus ojos eran verdes como el campo en medio de la primavera. Las lágrimas corrían por mis mejillas tan rápido como el más veloz de los aviones, esa mirada perdida me acuchillaba el corazón, empezé a sollozar en silencio, acariciando la dulce cara de la víctima, llenándome aún más de sangre. Al rato escuché como el sonido de una sirena que se acercaba. Cuando llegaron, yo seguía sollozando en el suelo, en silencio, me cogieron para que me levantara, forcejeé, no la podía dejar con esas personas y me di cuenta de que tenía un arma entre la mano, al rato me vinieron todas las imágenes a la cabeza, un hombre, la chica de los ojos verdes, una pelea, un disparo y un coche a lo lejos. Disparé a uno de los policías que me intentaba levantar, empecé a llorar, y con las mejillas húmedas dije – Mi camino ya ha acabado, mi corazón se paró cuando el suyo se detuvo, mi alma necesita ser libre, y en este cuerpo tan débil, no puede.
Con el arma me apunté a la cabeza, y apreté el gatillo. Las películas se equivocaban, no ves tu vida en esa última décima de segundo, pero al apretar el gatillo, sentí como mis hombros estaban menos tensos, como mis labios ponían su última mueca, como no, de felicidad. 


1 comentario:

  1. me encantaa¡¡ te sigo¡¡
    pasate por el mio que soy nuevo en estoo..:)

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El esqueleto de lo que fué

"Si comparásemos el estado actual de la Tierra con el que solía ser, tendremos la sensación de que nos encontramos solo delante de los restos óseos de un cuerpo desolado por la enfermedad. Desprotegida totalmente de carne y de grasa, La Tierra solo es el esqueleto de lo que fué" Platón