Un fantasma

 Con las lágrimas callendo por mis mejillas seguí caminando debajo de la lluvia, todo estaba borroso, lo único que quería hacer era desaparecer, desaparecer con esa carga que llevaba en mis hombros, con esa tristeza que se acomodaba en mi corazón. 
Caminaba sin rumbo, más de una vez tropecé y me caí, pero seguía andando, ya nada me importaba, ni lo que pensara la gente, ni si iba guapa para ver al chico que me gustaba o si mi madre me echaría la bronca si llegaba tarde, me daba ya igual. Solo quería que por un momento fuera otra persona, tuviera otra vida  o por lo menos, que por un momento mi alma y mi mente se quedaran vacía, que lo único que tendría que pensar era que tenía que respirar. 
Estaba en lo más alto de la ciudad, en un mirador grandísimo, seguía lloviendo, las lágrimas ya ni se veían por mis mejillas, estaba mojada completamente, me daba igual. Me senté en un banco y observe la ciudad, todo se ralentizó, la lluvía caía más lenta, los ruidos estaban lejos pero se escuchaban más despacio, empezé a gritar, con todas mis fuerzas, mis cuerdas vocales dieron todo de sí para ese grito. Se me acabaron la fuerzas y cuando me quedé sin voz empezé a llorar, nada aparte de esas lágrimas existian ya, y me derrumbé, me caí y me quedé de rodillas durante todo lo que quedó de noche, era demasiado y demasiado rápido. Mis lágrimas se secaron, pero mis ojos seguían mostrando todo el dolor que tenía por dentro, todo eso que con nada saldría de allí. 
Por la mañana la policía y mi familia me buscaba un policía me encontró, pero no me había encontrado a mi, mi corazón, mi alma ya estaba muerta, tan solo encontró una yo sin nada en su interior, una chica que había muerto la noche anterior, aunque su corazón seguía latiendo, tan solo era un fantasma en un mundo de vivos.